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Elefantes, tiempos y espacios

Chang Mai (Tailandia)

7 de noviembre 2014

Si una cosa hay clara del dia de hoy es que me levanté con una nueva aventura por delante y me acuesto con una sensación rara y a la vez de descubrimiento personal. Sin drama, contento pero desencajado, algo mas consciente de los «tiempos y los espacios».
Pero y sin duda muy satisfecho de haber elegido ir y muy contento de la experiencia compartida.

Me esperaba una excursión con elefantes que me enseñaría algo más de ellos y algo más de mi. A unos quilometros de Chiang Mai y tras explicaciones y cambios de ropa fuimos a dar de comer a esos enormes animales de ojos inolvidables, piel de pelo recio y lengua suave.

Nunca quise montarlos pero mi prejuicio cedió cuando estaba arriba YOK KHA SOONG;
Las cosas desenlazan al dar el primer paso como cuando subes al elefante apoyandote en su pata..

Les dimos de comer, y sí… los elefantes paran de caminar YOOT, pero no de alimentarse BON SOONG. (Sobre todo Kamu nuestro elefante)
Se dominan con una serie de instrucciones para girar a izquierda o derecha SAII, KWA; avanzar o retroceder; PAII , TOII,…la gestión del espacio en la palabra, que ya iria bien en la vida misma.
Y en cuanto al tiempo también; si hace falta BAO BAO y bajas revoluciones.
Bañarlos sin duda, lo mejor de lo mejor; lo recomiendo y recomiendo disfrutar cada cosa a su tiempo y con su debido espacio.
Toda un juego de instrucciones…jeje

Saludos viajeros desde el lomo de Kamu

7 de noviembre

Ese día me propuso un juego de contrastes…

Los elefantes, aquí confieso que hay todo un debate sobre la ética para con los animales, y sobre el uso y gestión del turismo con el apelativo «responsable». Entraré por ahí para explicar la sorpresa de subir a un elefante (sin cesta obviamente) y sentirme sorprendido de la interacción. Sé que es controvertido pero mi sensación del trato del personal de aquel parque era de total respeto a los animales, no dejaban de ser como la cabalgata con caballos que encontraríamos en cualquier otro rincón de mundo.

Intentamos ir a un santuario de elefantes pero estaba colapsado de solicitudes y finalmente nos recomendaron este con arreglo a nuestras preocupaciones y me dejó en la dualidad, igual que antes de decidir elefantes sí o no. Posteriormente pasé por otros lugares donde tenían algún elefante aislado para disfrute del turista. Ingenuo de mí, que suelo mirar los ojos de la gente, aquí miré los ojos de los elefantes, que son como infinitos; en el primer caso tenían un brillo de interacción, estaban bien cuidados, habían crías de elefante.Los fuimos a bañar tras una explicación previa, darles de comer para tomar contacto y una mas que breve excursión ladera arriba/abajo.

El resto de ocasiones que ví elefantes se acercaban con mirada triste, estaban atados con cadenas o llevaban al lomo una cantidad pesada de ellas,  formaban parte de una manada sino aislados al lado de unas cascadas o cerca de una colina en una zona de templos antiguos.

Tuve la posibilidad en un trekking por el norte de Laos de ver un elefante trasportando madera con su mahout correspondiente dandole las indicaciones.

Para mi ese día quedará como uno de los más queridos de mi viaje y totalmente gravado en mi retina.

¡Saludos viajeros!

 

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