Bratislava (Eslovenia)
12 de junio de 2016
Las pequeñas ciudades adoquinadas con calles peatonales, donde circulan bicicletas y tranvías, tienen mucho ganado en mi imaginario de ciudad donde podría vivir.
Las pequeñas ciudades, conocedoras de su dimensión, donde la gente amablemente te explica que conocer, con parques de césped verde y bien recortado donde juegan niños y parejas disfrutan de un picnic, tienen mucho ganado en mi imaginación de un buen sitio donde pasar unos meses de vida.
El libreto de información de la compañía de trenes austriaca usaba en un marketing sencillo y efectivo: Bratislover; y así fue como a los pocos metros recorridos Bratislava ya se había ganado un lugar; en mi ventrículo izquierdo que es donde yo sitúo las ciudades donde vivir.
Las calles y plazas, sus locales, la parsimonia feliz de sus gentes,una feria local con país invitado (Hungría) un espectáculo de danza experimental que resulta era protagonizado por malagueñas…
Evidentemente sus iglesias, castillo, y puertas de la ciudad, y el Danubio de fondo… pero sobretodo esa calma de ciudad caminable en su centro histórico…
Nunca pensé en llegarme en este trayecto, pero hace unos años cuando pasé por Praga y Budapest; algo me llamaba hacia Bratislava… ese algo que no sabía y ahora sé…
Registro fotográfico de un amor adoquinado:
Primera vista, alrededores del centro histórico con el Castillo Hrad de fondo. Ahí llegue tras caminar desde el tren y empecé a descubrir que me gustaría la ciudad.
Palacio de Grassalkovich y su fuente esférica cerca de la entrada. Los jardines pacíficos de alrededor ideales para sentarse a leer un libro y contemplar escenas niños jugando y parejas dejando el tiempo pasar grácilmente.
Puerta de San Miguel que da entrada al núcleo central de la ciudad: como una bienvenida evidente!!!
La plaza central reune edificios importantes de fachadas laboriosas y diversas estatuas apoyadas en los bancos, en medio la fuente de Maximiliano que da dimensión a la plaza.
El río Danubio pasa por la ciudad, lo cruza un puente, con un ovni curioso en el extremo.
El castillo Hrad con sus vistas a la catedral de la ciudad.
Comida hermana, especie de crepe con masa de patata común en la cocina húngara y slovaca. La gastronomía sabe de lo inútil de las fronteras.
Danza experimental made in Málaga.
Tejido orgánico e inorgánico de la ciudad: gentes y edificios. No suelen vender postales con personas caminando, perooo ¡Así serían .
Entre el cielo y la tierra de Bratislava. Mirar en todas direcciones para decirse: ¡Sí! ¡Estoy aquí!
Ciudad caminada, ciudad amada.
Muy interesante. Una ciudad en la que estoy pensando seriamente para un futuro viaje!
Pues espero así lo decidas (o hayas decidido ya) (disculpa la tardanza en responder… la sorpresa de releer un post y ver un comentario; muy interesante vustro blog por cierto) Saludos viajeros!