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Diarios de un Chikungunya (4)

Capítulo 4: Una noticia reveladora

La curiosidad me ha conducido hacia fabulosas anécdotas y experiencias; En mis viajes procuro mantener una atención total a todo aquello que me rodea, como si tuviese que tomar una foto de cada escena que explicase la historia observada en cuatro trazos.

Con las radios y canales de televisión local no es una excepción; así fue como me enganche al mundial de kabaddi (una deporte de tocar y pillar increíble); Pero eso fue en Mumbai unas cuantas semanas después de la noticia más reveladora de mi viaje.

Renquear por el Rajastan no está nada mal, puestos a elegir. Es un escenario de película en la mayoría de sus ciudades. Podría hacer de anciano vendedor de mercado tostado al sol o de mendigo haraposo habillado con muletas, esperando que una moto con sidecar atravesara la escena dejando volar un sombrero a lo Indiana Jones. Yo creía «firmemente» que la debilidad era fruto de mis cinco noches encamado, lo cierto es que me dolían las articulaciones al caminar y me costaba desenroscar las tapas de las botellas, pero la compañía y las ganas de viajar me distraían la atención y mitigaban los síntomas.

Recuerdo tomarme mis tiempos en Pushkar y en los atiborrados mercados de Jaipur, nadar en la piscina de un extraordinario hotel «Marigold» en Udaipur y tomarme toda la calma del mundo. Pero lo cierto es que no recuerdo en que ciudad encendí el televisor para ver una protesta en las calles de Delhi. Era un tipo de CNN India con noticieros en inglés y titulares «breaking news» en la barra corrediza inferior. La cuestión no podía ser mas de mi interés; la protesta contra las autoridades era por su inoperancia ante una epidemia de Chikungunya. Los ojos se me salían de las órbitas, y mi mente hizo algunas conexiones rápidas.En breve debía regresar a Delhi para despedirme de Jovana y podría confirmar mis dudas…

La doctora de medicina tropical (en Drassanes, Barcelona), insistía año tras año en nombrarme el chikungunya, como con una exótica fijación. Yo me preguntaba: ¿Por qué no se parará en las explicaciones de la malaria y el dengue? Yo no comprendía las razones de su insistencia, ahora que sé un poco mas de la enfermedad, agradezco sus esfuerzos y advertencias.

Rápidamente, tras el noticiero, busqué la descripción de la enfermedad en la página web de la OMS, me sentí aliviado y preocupado por partes iguales; sabía que tenía todos los números de tener CHI-KUN-GU-NYA esa enfermedad de nombre raro («chimichanga» la rebautizó un amigo). Así fue como concerté, en Delhi , un control de plaquetas y demás pruebas para confirmar mi pronóstico. El hospital era enorme, con tiendas y restaurantes dentro, los mayores lujos y gentes ataviadas con ropas nobles (poco menos que jeques árabes) y yo con mis pantalones de mil bolsillos, la camiseta cien veces lavada y la mochila de mano cubierta de polvo. El médico que me atendió confirmó mi suposición, se extrañaba por mi solicitud de pruebas analíticas para confirmarlo, pero finalmente accedió a firmar la petición. Finalmente el test que yo necesitaba no estaba disponible. Me hicieron el que detecta la enfermedad los 7-10 primeros días de infección que definitivamente dio negativo pues el virus ya no estaba en sangre. Mis plaquetas y valores sanguíneos seguían mejorando, así que algún provecho sí pude sacar de la visita. Con aquel diagnóstico por síntomas no me quedaba mas que aminorar mis expectativas, reducir ritmo y recuperarme antes de saltar al próximo país. Barajaba la opción de no renunciar a Nepal pero con dolores intrarticulares varios asumía como buena la ruta b que me llevaría al sur de India y de ahí a Sri Lanka.

Me despedí de mi mas que querida amiga, bajo la mirada curiosa e inquisitiva de un agente de seguridad, agradeciéndole las noches de compañía en el hospital y todos los buenos momentos vividos. Nunca se olvida a alguien que te cuidó en malos momentos. En ese instante empezaba un nuevo viaje…


Rajastan – India

 15 – 25 de septiembre de 2016


 

envi@t des del cor: Share!!!

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