Cuzco, Aguascalientes (Perú)
20 y 21 de noviembre de 2015
Muy temprano por la mañana quedamos en la Plaza de armas de Cuzco, despuntaba el sol, apenas cuatro transeúntes, aire fresco y esa paz del paisaje urbano desnudo. Desperezados nos encontramos en las escalinatas de la catedral, ilusionados por tomar camino a una de las maravillas que tantos otros nos contaron sobre el mundo de hoy. Empezaba nuestro camino a Machu Picchu, el día estaba sereno y nosotros emocionados y con ganas de salir. Creo que no nos dijimos casi nada pero todos teníamos en los ojos brillo viajero.
¿Cómo llegar?
Hay varias opciones para llegar a Machu Picchu: tomando un tren con Inka rail o Perú rail, también está el mítico “camino inca” un trekking de varios días que hay que reservar con muchísima antelación (plazas muy limitadas) y la opción por la cual nos decidimos conocida como el “camino alternativo”.
El “camino alternativo”
Se sale de Cuzco, con la alegría de haber pasado unos días en esa ciudad mágica, dirección a la estación de autobuses de Santiago y allí se toma un bus colectivo a Santa María; sino se quiere esperar, más allá hay minivan y al lado taxis particulares. Tras observar una pelea de gallos entre ticketeras de bus y viendo que el colectivo iba a salir a las mil, decidimos caminar a negociar precio con conductores de minivanes y taxistas; Allí encontramos un taxi a un precio interesante no tan alejado de nuestro presupuesto ni de la tarifa de los buses que salían dos horas después. Fuimos los tres con una chica joven y su retoño de apenas año y medio hasta Santa María, ella iba dirección Quillabamba. Tanta curva pasamos que su pequeño se mareo, pero una parada técnica y un trago de café con leche lo reanimó (ya había visto tomar mate a un pequeño en Tucuman, lo del café me pareció hasta lógico), el milagro de la cafeína.
Por aquí comentan…