Capítulo 3: Las fiebres del Monzón
Los trenes en la India son una institución, atesoran retrasos y paso del tiempo; desde la época colonial británica son una de las imágenes junto al Taj Mahal y las vacas sagradas. Algunas películas como «Viaje a Darjeeling» le han puesto un broche al imaginario popular de turistas y viajeros, pero la imagen es menos romántica y las categorías de billete reflejan en alguna manera la aún estructurada sociedad de castas del país.
Para turistas y viajeros las opciones más habituales (modestas con ventilador o lujosas con aire acondicionado) incluyen un pasaje en cubículos conectados por un pasillo semicentral con tres líneas de literas abatibles agrupadas en tres plantas; en un esquema tres-tres-tres dejando un lado del cuadrángulo a las vistas de ventanilla. Nuestro destino era Varanasi, la famosa ciudad de las cremaciones sobre el río Ganges y tras una visita a la oficina «May I help you» de la estación central de Delhi teníamos nuestros billetes para el tren nocturno, felices de tomar nuestro primer largo recorrido en la India. Nos esperaban 12 horas de trayecto (tardamos un poco más).
Por aquí comentan…