Alrededores de Luang Prabang (Laos)
24 Noviembre 2014
Me imagino en esas cascadas en total soledad (y quizás con una temperatura de agua más acorde a la condición humana) y me embarga una doble sensación: por un lado la inigualable propiocepción de estar dentro de un cuadro natural, integrado en la pintura; costaría en un inicio no sentirse elemento extraño pero en un después tras relajar la respiración e ir mirando alrededor, creo que podría fundirme en el paisaje y no ser más que parte del murmullo del agua al caer. Por otro lado, la solitud… aquella sensación de necesidad tan mía de compartir me provocaría extrañeza, … yo creo en la felicidad compartida y si bien la propia es imprescindible, la ajena me suma un eje de coordenadas más, una cuarta dimensión de la vida. Leer más
Por aquí comentan…