Munich (Alemania)
31 de Mayo 2015
Uno intenta pedir un wurst con mostaza: Eine Wurst mit Senz bitte! en una especie de protoenbrionario aleman en el tunel que comunica las dos salidas de una parada de metro (s-bahn); claro que son las seis de la mañana y a parte del cachondeo postfiesta con nuevos y extemporales colegas y hablar con una gaditana en la cola del chiringuito, el cansancio que queda en segundo plano esta mas que presente.
Coger un metro en una ciudad desconocida despues de unas 24 horas despierto es un punto interesante y no por el hecho de ser mas o menos dificil, sino porque los sentidos se concentran, es como cuando enfoca una cámara reflex, esa especie de difuminado para llegar a una nitidez adecuada.
Pues eso mismo tras pedir una carta de menú en ingles y descubrir que el bar restaurante italiano-tailandes de bajo mi hostel no tiene, alrededores de edificios semiajardiandos, amplias avenidas, otras calles con mil i un supermercados turcos. A veces acabas aterrizando en barrios muy interesantes, casi por azar.
Caminar con la tranquilidad de no tener mas que fotografiar y descubrir calles y nuevos espacios me transmite una tranquilidad que me hace querer un lugar; eso me paso, fue un ir y venir por el centro de la ciudad en un silencio espectante de domingo sorteado de algún que otra turista asiática distraida. Tranvias, fuentes, una pequeña iglesia con forma de cofre-joyero recargado, el clásico codillo (deshuesado) y los pretzel que deboraría a pares. Caminar y descubrir el lujo de quedarse mas de media hora escuchando un original grupo callejero.
Un día redondo.