Arequipa (Perú)
9 de noviembre 2015
Hacia las 7 de la mañana llegaba a la segunda ciudad por número de habitantes de Perú. Arequipa ciudad con aires ”independientes” rodeada de grandes picos entre ellos el volcán Misti, y de ahí una de las teorías sobre su nombre que provendría del aimara “ari” pico y “quipa” detrás; el lugar detrás del pico.
Tras dejar todos los bártulos, una vuelta por la ciudad, empezando por el mercado, cercano a mi hotel, donde sirven una combinación amenazadoramente imposible de retener, de jugos ya fueran concentrados, con agua, con leche, con yogur, incluso con melazas, polvo de maca etc.
Fue así como probé la lúcuma una fruta con sabor denso, color verde oscuro exterior y naranja boniato dentro, y con hueso reluciente como el del níspero pero de tamaño mayor.
Las mil i una variedades de patata, incluyendo las desecadas por mecanismos diversos en función si son blancas u oscuras. Y los tamales unas masas de harina de maíz rellenas de carne generalmente y acompañadas de un aliño de tomate y cebolla. Me quedé mirando un cartel que anunciaba “chicha de jora” una especie de destilado de maíz del cual cuentan mil y una borracheras. Una especie de «panes guagua», dulces y con cara de bebe y que dicen comer el 1 noviembre. No me dejan de fascinar los mercados. Caerían en una segunda visita una papa rellena de carne y una arepa vegetal; los puestos de la calle también anunciaban un helado de queso y algún que otro manjar local.
La plaza de armas, centro de la ciudad con la catedral en blanco rodeada de callecitas para llegar al monasterio de Santa Catalina rodeado de decenas de restaurantes reputados .
Unos metros mas allá y tras cruzar el Río Chili una empinada “Cuesta del Ángel” que acerca al visitante al mirador de Yanahuara donde poder observar el siempre nebuloso volcán Misti entre otros picos cercanos.
De vuelta al hostel, vuelta alrededor del claustro de Santo Domingo, abarrotado de escolares en visita rutinaria. No la vi, pero allá cerca de la plaza de armas, una mística princesa Juanita, momia hallada conservada en hielo en las alturas superiores a 6000 metros del Ampato (auténtico coloso de los alrededores).
Esa sensación de centro urbano tranquilo de recorrer de una ciudad que se amplía desaforadamente hacia todas las periferias. Yo podría vivir en esta ciudad, sino fuera por vivir en Barcelona (no dejo de oír elogios allá donde piso suelo, en Arequipa también).